martes, 29 de mayo de 2012

Cómo pasa la vida, rutinaria y circular

Agradeció al empleado de la estación de servicio por la información brindada, aunque con cierta cara de enojo y sospecha, y salió caminando por la vereda destruida del baldío lindero, llegó a la esquina y dobló a la izquierda.

Aún no recordaba las razones por las que creía que ir a ese lugar sería seguro y beneficioso para él, tenía esa rara sensación de estar viviendo algo como en una cinta sinfín, mirar los mismos paisajes, caminar la misma vereda y no avanzar ni un centímetro, aunque hubiera doblado nuevamente a la izquierda.

Le dolía la parte de atrás de la cabeza y tenía en los brazos una sensación de ardor, como si un gato lo hubiera arañado y la herida se hubiera infectado. Sentía un poco de calor, tal vez porque la campera que llevaba era demasiado gruesa para la estación pero por alguna razón inconsciente no se la iba a sacar.

De pronto, lo asaltó una duda. Se quedó mirando hacia el piso, con ojos vacunos. Se palpó los bolsillos y más tranquilo, decidió averiguar dónde quedaba la casa de su primo, una tintorería en la que habían quedado en encontrarse.

Dobló a la izquierda en la esquina y vio adelante una estación de servicio y decidió que allí sabrían decirle dónde quedaba la tintorería…

martes, 22 de mayo de 2012

Lo que dejó el desconsuelo en un vuelo comercial

Del medio salía una columna de humo blanco que oscilaba mecida por la suave brisa. Los pájaros que habían sido espantados primero por el zumbido agudo y luego por el poderoso estampido volvían tímidos a posarse sobre los árboles e incluso algunos más curiosos se acercaron para ver qué había sucedido.

Todavía la tierra temblaba, se podía ver las puntas de los arbustos mecerse somnolientos hasta quedarse quietas y aún algún pequeño derrumbe de rocas sueltas y arenilla se dejaba sentir en el silencioso sopor de la tarde.

En el centro de lo que era una mancha negra pintando un cráter del tamaño de una cancha de fútbol y todo alrededor de él se encontraban partes humeantes, objetos inidentificables que alguna vez fueron útiles. Trozos de plástico, cueros chamuscados, metales retorcidos conformaban una escena apocalíptica, desoladora. No había en esa zona ni un solo pedazo mayor que un plato familiar.

Del fuselaje se adivinaban pequeñas superficies desgarradas; no había quedado ni un asiento completo, restos de telas quemadas y herrajes, algún tramo de cables conectores y cinturones de seguridad adornaban macabros la superficie arrasada. Las cuatro turbinas se habían enterrado en la superficie debido a la enorme velocidad con que el aparato impactó el suelo.

Más allá, algún pantalón de vestir que había estado doblado con delicadeza dentro de una valija ahora yacía sucio y espantosamente solo. Papeles flotaban y giraban sin destino, arrastrados por el aire en movimiento.

Un papel se salvó de casualidad. En él se leían un par de líneas que explicaban todo lo sucedido. Un copiloto que había esperado infructuosamente durante más de veinte años un ascenso se coló en el cockpit, redujo a los pilotos y a toda velocidad apuntó la nariz del avión contra el piso.

martes, 15 de mayo de 2012

Otras ciudades [26]

Playa del Carmen (MEXICO)

Sin saber bien por qué, y sin siquiera haberlo pensado demasiado, lo cual ya es de por sí bastante extraño, de golpe tomé una actitud temeraria. Tal vez, y lo digo de esta manera porque no estoy seguro de que así sea, ya poseía un espíritu aventurero pero nunca tuve oportunidad de realizar alguna actividad que requiera de valentía o siquiera que contuviera un pequeño margen de peligro (subirme a una montaña rusa, que lo hice, no encaja en este tipo de actividades).
Uno no percibe a nivel consciente lo que te puede modificar como persona y como observador del entorno un momento de adrenalina pura, un instante en que el sudor frío te recorre la espina cuando fuiste invadido por ese pensamiento macabro de que todo puede irse al demonio (y a veces lo hace) en un segundo de descuido o exceso de confianza.
Después, todo transcurre normalmente y los temores resultan infundados y hasta te permitís comentar que si hubieras sabido que sencillo era todo, lo habrías hecho antes. Claro, la seguridad de estar sano y salvo pisando tierra firme te brinda esa sentimiento de vanagloria e indestructibilidad tan común en aquellos que terminan estampándose contra el piso por atrevidos.

Por suerte, la pileta, la playa y los cócteles sin límite, hicieron su trabajo de relajación sobre mi espíritu inquieto...

domingo, 6 de mayo de 2012

Papeles sin dueño

El viento y su incapacidad de quedarse quieto siquiera un momento hacen todo el tiempo de las suyas; la suya es menearse de acá para allá, es llevar cosas de un lado a otro y sin permiso de sus dueños.
Y así, encontrar en los rincones prendas huérfanas de piel, diarios con sus lectores amputados, dibujos reclamando a gritos que los terminen de pintar, papeles sin dueño que como último intento de ser leídos salen flameando y rebotan en la cara de los paseantes.
De pronto y sin motivo, empiezan a girar y se mezclan con hojas amarillas que con crujientes lamentos llaman implorantes que las vuelvan a alojar en una rama cualquiera de cualquier árbol, con tal de no estar a merced de ráfagas indescifrables de aire en movimiento. Pero no hay consuelo para esos papeles que reposan efímeros segundos en el piso para luego remontar vuelo en dirección al cielo, siguen buscando un dueño que los encarpete, que los lea y relea en ceremonioso silencio, cubriéndolos con una mirada protectora y no los deje bajo los caprichos del viento.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Un día en solitario

Todo un día solo, sin pronunciar palabra, con la cabeza llena de tortuosos tristes pensamientos, con la escalofriante sensación, cierta, palpable de que algo estaba desencadenado sin poder yo entender por qué esto sucede, sin poder yo entender las razones que lo originaron.

Un larguísimo día sin ver siquiera un rostro, sin ver el brillo de un par de ojos amistosos, sin ver una sonrisa que me alimente el alma y que me saque la precisa idea de un nefasto desarrollo de las cosas.