Tu piel me hizo estremecer. Cuando acerqué mi cara a tu espalda y pude así sentir ese aroma bestial de mujer mi decisión se tornó aún más clara. Allí, al borde de la playa, la escena podría parecer idílica, y de verdad lo era. Pero era aún mas trascendental.
Suavemente me deslicé fuera de la cama, fui al baño, me vestí lentamente y con desgano. Las cortinas se mecían al son de la brisa caribeña. Las copas con vestigios en su interior daban cuenta de lo ocurrido la noche anterior, al igual que ciertas prendas desperdigadas por el suelo de la habitación y la silla tumbada al pie del lecho compartido.
Apenas tu pecho se levantaba, suave ritmo que hipnotiza. Apenas tus pies cubiertos por el borde de la sábana, apenas tu vórtice protegido por tus piernas no menos acariciadas.
Busqué con la mirada la puerta, me di vuelta una última vez y salí sin hacer ruido. El avión que salía esa tarde nos daría una excusa para reencontrarnos en alguna otra ocasión.
No puedo discernir entre un touch and go imposible de revertir o un verdadero cobarde que no se animó a más
ResponderEliminarMis respetos Sr. Intendente
Siempre un placer